
Tío, si vienes a la Comunidad Valenciana y no te marcas un «esmorzaret», es como ir a la Feria de Abril y no bailar sevillanas. Aquí, el almuerzo no es una comida cualquiera; es una religión, un arte, una excusa perfecta para parar el día y disfrutar de la vida a bocados. ¿Te cuento más? Agárrate, porque esto no es solo un bocata, ¡es toda una experiencia!
Un Poco de Historia: ¿De Dónde Sale Esto del «Esmorzaret»?
Mira, el origen del esmorzaret se remonta a la época en la que los campesinos curraban desde antes de que saliera el sol. ¿Qué hacían para aguantar esas jornadas infinitas? Pues a media mañana, se sentaban bajo una higuera (o donde pillaran sombra) y sacaban su botín: pan, embutido, algún trozo de queso… Básicamente, comida contundente para seguir tirando el resto del día.
Con el tiempo, esta tradición rural se trasladó a las ciudades y se adaptó a la vida moderna. Hoy en día, no importa si eres fontanero, oficinista o un estudiante muerto de hambre; todos nos paramos a eso de las 10 de la mañana para disfrutar de nuestro momento de gloria. Y ojo, que esto no es un simple tentempié, ¡es un ritual sagrado!
Horarios del Esmorzaret: Aquí No Hay Prisas
El esmorzaret tiene su horario estrella: de 9:30 a 11:30 de la mañana. En esos momentos, los bares valencianos están a reventar de gente. Y no importa si estás currando o de paseo, siempre hay tiempo para un buen almuerzo. Eso sí, la clave es tomártelo con calma: nada de bocados rápidos. Aquí se disfruta, se charla y, si el día lo permite, se echa una cervecita o un «cremaet» (el carajillo valenciano que lleva café, ron, azúcar y un toque de canela y limón). ¿Quién dijo que el trabajo es más importante que un buen bocata?

El Ritual del Esmorzaret: Mucho Más que Comer
Te pongo en situación: entras a un bar típico, te sientas con tu cuadrilla o tus colegas del curro, y empieza el festín. Lo primero que llega a la mesa es el «platet de cacaus i tramussos» (cacahuetes y altramuces) o unas aceitunas para ir picando. Ya con eso, el ambiente se empieza a caldear.
Después, viene el plato principal: el bocadillo. Pero no hablamos de un bocadillo cualquiera, ¡no! Aquí los bocatas son del tamaño de un brazo y están llenos de cosas que te harán salivar. ¿Ejemplos? Ahí van:
- Blanco y negro: Morcilla y longaniza. Un clásico.
- Esgarraet: Bacalao desmigado, pimientos asados y ajo, todo en pan crujiente.
- Chivito: Lomo, bacon, queso, huevo y mayonesa… ¿Demasiado? ¡Nunca!
- Figatells: La versión valenciana de la hamburguesa, hecha con carne especiada.
- Sepia con alioli: Pura gloria en pan.

Y, por supuesto, no puede faltar el pan. Tiene que ser crujiente por fuera y tierno por dentro, que aguante bien el relleno sin romperse. Eso aquí es religión.
Curiosidades del Esmorzaret: Lo Que No Sabías
- «L’esmorzaret» es Patrimonio: Bueno, no oficialmente, pero debería serlo. Incluso hay movimientos para proteger esta tradición porque, oye, es cultura pura.
- Bares famosos: Hay locales que son auténticas catedrales del almuerzo. Si un bar es bueno en esmorzarets, lo sabrás por la cola que hay a la puerta a las 10:00.
- Campeonatos de bocatas: Sí, has leído bien. En algunos pueblos se organizan concursos para ver quién hace el mejor bocata. Y créeme, la competencia es feroz.
- «Fem un esmorzaret?» Esta frase no necesita contexto. Si alguien te la dice, deja todo lo que estés haciendo y ve al bar más cercano.

Más que Bocatas: Lo Que Completa el Esmorzaret
Un esmorzaret no termina con el bocata. ¡Ni de coña! Hay que cerrar el festín con algo dulce y una buena bebida. Los clásicos son:
- Cremaet: El carajillo valenciano. Si no lo pruebas, no has vivido.
- Horchata con fartons: En verano, esta es la combinación estrella.
- Coca de llanda: Un bizcocho esponjoso y ligeramente dulce, ideal para acompañar el café.
Y lo mejor de todo: después de un esmorzaret como Dios manda, estás listo para conquistar el mundo… O, al menos, para volver al curro con una sonrisa.
El Alma de la Comunidad Valenciana
El esmorzaret no es solo comida. Es ese momento del día en el que te olvidas de las prisas, te ríes con los amigos y disfrutas de los sabores más auténticos de la terreta. Es una pausa necesaria que, si me preguntas, debería ser obligatoria en todo el mundo.
Así que ya sabes, cuando vengas por aquí, no te conformes con probar una paella o un all i pebre. Busca un bar de barrio, pide un bocata gigante, un cremaet y, sobre todo, vive la experiencia. ¡Salut i bon profit, amic! 🍴✨
0 comentarios